Microrrelatos

Los alumnos de 2º de ESO han elaborado microrrelatos que tratan el tema de los bosques y la deforestación, utilizando la literatura como un vehículo de denuncia social que nos hace reflexionar sobre la importancia del cuidado de los bosques y sobre la tragedia de que éstos se pierdan.

Comprueben cómo dan rienda suelta a su creatividad.


Lo que el viento se llevó…

Érase que se era el paso del viento, un bosque en el que había muchos árboles, que bailaban día y noche.

El viento los obligaba a bailar, porque el viento era el más valiente y fuerte de todos, porque no existía nada en el mundo que lo pudiese parar. Una vez el viento se enfadó mucho y sopló cada vez más fuerte hasta que empezó a tirar los árboles que pesaban poco, y por culpa de enfadarse, el bosque cada vez tenía menos árboles hasta que un día el último árbol que quedaba en pie, le dijo:

-Para ya con tus enfados. Acabaste con el bosque y ahora la montaña se ve fea.

¿Somos los humanos el viento?

Teo Costa Blanco


Vida de conejo

Tristeza. Tristeza es lo que sientes cuando te das cuenta de que tu hogar ha sido destruido por las llamas. Tristeza ,cuando los pocos árboles que ves están talados; tristeza, cuando las únicas montañas que ves están hechas con basura. Tristeza, cuando tu hermano se convierte en el nuevo plato de moda… ¡Tristeza, tristeza, tristeza!

Es la emoción que sientes cuando todo lo que he creado y hecho se pierde por la crueldad humana. Lo que estos seres repugnantes no saben es que los conejos no solo sentimos los golpes, y el dolor que nos trae, sino que también nos duele ver a todo lo creado partir. Se darán cuenta que un río sin agua no es un río, un bosque sin árboles no es un bosque: ¡Es un desierto! Se darán cuenta de que…

El espacio natural también nos pertenece.

Guillermo Tubío Gesto


A no ser…

Si el medio ambiente tuviera ojos, ¿qué vería? Destrucción.

Si los bosques tuvieran sentidos, ¿qué sentirían? Dolor.

Si los animales pudieran entendernos, ¿qué entenderían? Crueldad.

Si las montañas, ríos, lagos, océanos, caminos, plantas, comiesen, ¿qué comerían?

Plástico.

No estamos en la Tierra para cortar, matar, envenenar, arrasar con todo, sino para vivir.

Tenemos que empezar a escuchar, a plantar, a ayudar, a revivir, a entender…

Si dejamos las máquinas, las fábricas, las hachas… Si entendemos lo que es vivir y no

destrozar, así tal vez lo consigamos.

A no ser que a alguien le importe muchísimo, nada va a cambiar.

Lúa Canosa Lema


Un viaje descolorido

Y llegaba la época de emigrar. Un pequeño pájaro se encontraba feliz y entusiasmado por alzar el vuelo junto a su bandada y poder recorrer el maravilloso cielo azul que se presentaba, aquel día, con el aleteo de sus alas. Pero ese sentimiento pronto terminaría, porque un poco después, en mitad del viaje, se empezarían a observar diferentes acontecimientos que entristecerían inmediatamente al pájaro. Se observaban bosques llenos de residuos, gente que talaba masivamente los árboles de los bosques, animales nadando acompañados de por vida con plásticos que tardarían millones y millones de años en deshacerse y aún así nunca por completo, bosques invadidos por el

humo y por las llamas que grandes incendios provocaban quitándoles a los paisajes sus

preciosas paletas de colores…

Y se preguntaba, ¿Por qué apagan el planeta y arrebatan vidas si es lo más preciado que tenemos?

Soraya Lago Silva


El vertedero natural

Había una vez un bosque, un bosque que parecía un vertedero. Su nombre era “El bosque magnífico”, pero de magnífico no tenía nada. En él habitaban animales, pero no animales de carne y hueso, sino animales de basura que destruían poco a poco el hábitat en que vivían. Allí, los árboles estaban curvados como si quisiesen que los

cortaran de una vez. Su olor ya no era el de siempre y las hojas estaban en el suelo pidiendo ayuda. Las nubes cuando pasaban por allí cambiaban de color y procuraban salir de allí lo antes posible. Por último, el olor y el miedo que daban aquellos animales hacía que se te quitaran las ganas de entrar en el bosque.

Samuel Carreira Dosil


Bosque de humo

Y allí estábamos. Contemplando el humo negro que salía del bosque y que teníamos que

apagar. Sin saber qué hacer. Sin saber cómo actuar.

Entremos – me dijo.

-¿Estás loco?

-Tenemos el equipaje, ¿qué puede pasar?

-¡Qué muramos quemados!

Y en ese momento puso un pie en el bosque, decidido a entrar. En cambio, yo no lo seguí, y desde fuera vi cómo su sombra se desvanecía junto a la vida del bosque, acompañada de gritos desesperados.

-¡Todo esto por tu culpa! – escuché, y me reí.

Adriana Romero Moreira


Viaje sin retorno

El pequeño gorrión iniciaba su viaje desde la más profunda zona del Amazonas, migrando, con el objetivo de encontrar a sus compañeros. Emprendía su vuelo en dirección Estados Unidos y de ahí, a Asia.

Nunca había volado más allá de la selva amazónica y estaba acostumbrado a la mejor naturaleza: ¡Pensaba que todo el mundo era así!

En su paso por México, comenzó a ver la deforestación, y, por fin, en Estados Unidos, cuando estaba dispuesto a ver a sus amigos, cayó al suelo sin aliento. Lloró y respiró ansioso: sus pulmones se llenaron de humo de fábricas…

Rodrigo Ramos Santiago


El leopardo dorado

El leopardo estaba escondido detrás de unas rocas. Miraba asombrado cómo su bosque ardía en llamas.

Ese bosque era su hogar. Ahí jugaba, dormía y cazaba. Pero ahora… todo se estaba quemando.

¿A dónde iría ahora? Sin más opción, el leopardo dio media vuelta y corrió, buscando, triste, un nuevo lugar donde vivir, si es que quedaba alguno.

Lis Canosa Lema


La última generación

Tras varios intentos de esconderse,de poder salvar aquella generación de respetados caballeros… Tras haber estado por todo el mundo ayudando, protegiendo y salvando; tras haber estado en la infancia de cada niño,y haber protegido a miles de pájaros. Tras tanto esfuerzo y dedicación, lo más justo era que se le pagase con amor,ternura y cariño… pero NO.

Ahora recibía montañas de basura, ya que no quedaba ni un solo noble, y al mirar a su alrededor,se dió cuenta de que estaba allí, solo, el último ancestro, nuestro último árbol…

Y ojalá no llegue ese día en el que tengamos que despedirnos de aquel que, en un inicio, empezó siendo semilla, y ahora, tristemente, ante nuestros ojos, sufriría.

Sara Rodríguez Vaquero


El último…

1.

Lo vi, ¿sabes? A ese ente. Vi cómo volaban sus hojas, vi cómo caían cada una de ellas

encima de la hierba. Vi cómo lo mataban o puede que ya estuviera muerto. Él era el

último, no quedaban más. Añoraré sus cantos, y añoraré más los coros que hacían todos ellos juntos. ¿Sabes? No, no lo entiendes. Nunca estuviste ahí, no lo estarás tampoco.

No los verás nunca más, por lo menos no a ellos, olvídate de eso.

Algunos deberían sentir vergüenza de tales asesinatos y otros deberían tratar de no convertirse en asesinos.

2.

-¡Madre, vi por primera vez a uno de mis hermanos! Madre, lo vi. Era alto, grande y robusto. Qué pena que estuviera encarcelado. A veces, volar con el viento realmente sirve, ¡y yo que estaba tan asustada! Salí de casa, Madre, y aquí todo es más verde. Hay gente, sí, pero no tanta como de donde tú y yo venimos. Madre, no sólo vi a uno, estoy rodeada de ellos, ¡Mis hermanos mayores! Ojalá fuera así en nuestra casa.

Leire Santos Quintáns


Vida de árbol

Hace tiempo que no veo a mi hermano, se encontraba frente a mí. Algunos días incluso nos podíamos tocar cuando hacía mucho viento. Un día, lo vi caer, al principio me reí, pero cuando empezaron a cortarle los brazos me quedé paralizado. Unos minutos después lo subieron a una camioneta y se fue. Hasta el día de hoy lo estuve esperando de vuelta aunque nunca volvió. Lo acabé entendiendo en cuanto vi de nuevo a las camionetas que venían a talarnos a mí y al resto de árboles del bosque, pero por lo menos, volví a ver a mi hermano.

Alexandre Prego Senra


¿Cuándo llegará el día?

¿Cuándo el ser humano caerá en el ser de la razón?

¿Cuándo llegará el día en que respetemos el agua?

¿Cuándo llegará el día en que no llenemos el cielo con boina de humo?

¿Cuándo llegará el día en que los océanos no estén llenos de residuos?

O ¿cuándo llegará el día en que el suelo este limpio y la tierra sea sana?

Nunca.

Creo que nunca pasará eso.

Porque, aunque, las personas seamos conscientes de lo que pasa, disfrazarlo con la “maravilla” del mundo artificial, no nos sirve de nada. ¿Por qué no protegemos a las especies extinguidas, los océanos… y dejamos de consumir el uso excesivo de plásticos?

El bosque es importante: nos da vida.

Y es que ¿cuestan más esos diez minutos que tardas en recoger las hojas secas de los árboles que a nadie le gustan, que la vida de una persona con cáncer que necesita aire limpio?

Empecemos a cuidar nuestros bosques, antes de que sea demasiado tarde.

Noa Canosa Lema


El búho que lo vivió todo

Yo era un pequeño búho, tan pequeño que no podía ni volar. Mis padres me traían la comida diariamente pero una vez fue diferente. Mi hermano, sin saberlo, se acababa de comer un plástico y acabó muriendo. A partir de ese momento mis padres dejaron de traer tanta comida y al final no crecí sano. Tiempo después aprendí a volar. Un día fui a buscar comida con mis padres y al volver el nido no estaba, mejor dicho, no estaba ni el árbol. Mis padres se sorprendieron y nos terminamos yendo, solos y sin casa donde poder vivir. Construyendo el nido mi padre se fue a buscar ramitas para acabarlo pero acabó chocando contra un gran árbol metálico con aspas. Mi madre, triste por su muerte, me abandonó para formar otra familia y al final yo moriré solo, en el mismo lugar en el que nací, el bosque, pero ahora todo es diferente.

Ángel Grille Calvelo


El adiós del bosque

Hace mucho tiempo ,entre los grandes bosques, una empresa forestal vagaba por la montaña. Unos francotiradores que querían acabar con la empresa comenzaron a disparar con balas del calibre 50. Fallaron, y, en vez de darle a las personas de la empresa, les dieron a los tanques de gasoil. Empezó a caer gasoil de las máquinas: eran docenas y docenas de máquinas, que derramaron todo el combustible que tenían. No dejaron ni una sola gota.

Un graciosillo de la empresa acercó un mechero al combustible, se incendió el combustible y así fue como un lugar tan hermoso y bello fue destruido por un incendio forestal.

José Antonio Castro Formoso


Mi casa destrozada

Cuando el bosque se empezó a apagar el resto de animales y yo nos apagamos con él.

Yo era una ardilla que todos los días paseaba por aquel bosque que fue perdiendo brillo.

El bosque estaba lleno de animales: zorros corriendo, pájaros cantando y los ciervos siempre correteando. Cada vez más gente nos venía a ver, y el bosque, nuestro hábitat cada vez estaba más sucio y contaminado. Nosotros lo intentábamos limpiar y recoger, pero cada vez había más y más gente que lo contaminaba. De repente, la gente dejó de visitarnos y el bosque se recuperó, pero entonces la tragedia vino y todos los árboles murieron, y nosotros con ellos.

Laura Alvite Pose


Mi familia

Las luces se van apagando igual que mis hermanas y yo de mi padre. Nos alejamos de nuestro protector, mi padre, el que nos sostuvo toda una vida y el que nos protegió de las grandes guerras. Las ramas intentan ir con nosotras como unas madres, pero al final nos dejan ir, con un gran dolor y tristeza, pero nos dejan ir. Todas volamos juntas, pero no sabemos dónde parar. Unas, se van cayendo y se van alejando. Otras, seguimos nuestro rumbo. A unas se las comen y a otras nos atrapan. Todo por aquellos grandes bichos, aquellos que intentan tirar a papá al suelo, aquellos que hacen fuego con mamá.

Todo, por aquellos que no piensan en nosotras.

Ainhoa Antelo Lado


Bosque de humo

Y ahí estaba, en la entrada del bosque: mirando el ambiente lleno de humo, paralizada, con mucho miedo. Como era el quinto incendio que se producía en mi pueblo, decidí entrar a ver si había alguien. Entré con mucho cuidado al bosque, y no se veía nada, solo gris oscuro por el humo. No se respiraba bien, me ardían los ojos, pero igualmente estaba decidida a mirar quién había hecho esa catástrofe y cómo la había provocado. Fui a avisar a la comisaría del nuevo incendio, y el causante de todo no se sabe quién es, solo que es una muy mala persona.

Daniela Casais Moreira

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